- Gebrselassie y el fisiólogo Pitsiladis crean un equipo para bajar de dos horas en el maratón.
- Kenenisa Bekele, el gran fondista etíope, no cree posible rebajar esa barrera.
- Un maratón de dos horas equivale a 422 esprines seguidos de 100m a 17s cada uno.
- “El mayor obstáculo no es fisiológico, sino económico”, dice Yannis Pitsiladis
CARLOS ARRIBAS Madrid 12 OCT 2014 - 21:50 CEST En ElPaís.com (Pincha aquí para ver el artículo original)
Al Everest subieron Hillary y el sherpa Tenzing Norgay sencillamente porque la montaña estaba allí; Roger Bannister bajó de los cuatro minutos en la milla porque lo consideró un desafío personal, y lo hizo entre práctica y práctica de medicina en la universidad; los seis metros en salto de pértiga fueron hijos de un genio llamado Serguéi Bubka; de los 10 segundos se bajó en los 100 metros porque se comprobó que en la altura de los Juegos Olímpicos de México 68 la resistencia del aire era mucho menor que a nivel del mar. Hasta hace nada se pensó que bajar de dos horas en un maratón (menos de 120 minutos para correr a pie 42,195 kilómetros) era una utopía que nadie ya vivo llegaría a ver en su vida. Sin embargo, romper esa barrera ya se considera, más que posible, probable, pero para lograrlo se necesitará un esfuerzo mayor que la voluntad personal, las condiciones atmosféricas o un golpe de genio.
Terminar un maratón en menos de dos horas, en 1h 59m 59s pongamos, equivale a correr seguidos, sin tiempo para respirar entre uno y otro, 422 esprines de 100 metros en 17 segundos cada uno, a más de 21 kilómetros por hora de media.